Después del atracón de comer, decidimos dar un paseito por la playa y eso hicimos, con la excusa de hacer volar una cometa que por cierto, no voló, a pesar de los intentos frustrados de Teresa, y los mios menos efusivos porque estaba empeñada en dejarla suelta y que se elevara por ella misma, vamos, misión imposible. A todo esto podeis ver a Vicente tumbado en la arena, que aprovechó un despiste para desentenderse de tan importante misión.
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